Desde niños, mi madre nos enseño a dar, compartir, proveer, lo único malo es que no nos enseño a recibir, ni aceptar nada, desde siempre he batallado con eso, a mi la verdad me da pena y me muerdo las trenzas si alguien me llega con algún regalo en mi cumpleaños, o cualquier otro día, lo bueno o malo (depende con el ojo que lo mires), es que siempre hay gente que me trae cosas, como ya les he dicho, desde comida, fruta, café, chocolates, o lo que sea.

Una semana después que mi amiga Martha se regreso a California, llegaron otros amigos también de California, uno de ellos es un cabroncito para eso de las computadoras, de repente tomo mi computadora y me pidió permiso para instalarle algunos programas, cuando termino vi todo lo que le puso y me dijo que le había instalado casi $300 dolares en programas, le instalo el word mas reciente, power point y no se que tantas madres mas, me dio vergüenza, y solo atine a darle las gracias.

Bueno pues el día de hoy, se regresaron a su ciudad y uno de ellos me dio un dinero, yo no se lo quería recibir, después de mucho, si, no, si, no, me los puso en mi bolsa, me vine a trabajar y cuando vi, pues era una buena lana, la explicación que me dio mi camarada fue, que hubieran gastado mas si se hubieran quedado en un hotel y bla, bla, bla.

La cosa es que tengo que aprender a tomar lo que se me da, digo, siempre que salgo a comer con quien sea, el que paga soy yo, y es que se siente bonito hacerlo, el dar, el proveer, pero como me dijeron por ahí, de vez en cuando, hay que dejar que los demás también sientan bonito, así que desde hoy, me pueden mandar muchos regalos y dinero.

Un salud